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jueves, 25 de noviembre de 2010

Aunque no sea conmigo


Salí de casa sobre las 16; aún tenía los ojos humedos pero no me quedó mas remedio que marcharme. Ya imaginaba que por culpa de mi trabajo no tendría el tiempo suficiente para atenderla como ella se merecía y claro, aunque para mí, el trabajo es muy importante, mucho mas importante era Marta. Siempre había pensado que lo llevaba con resignación pero que éramos leales el uno con el otro.
Nunca había sospechado nada de ella y siempre la quise, para mi era todo, mi amiga, mi amante, mi esposa, enfín no sabría vivir sin oir su respiración, pero aquella mañana me desperté del sueño que estaba viviendo con ella, aquel tipo tan bien vestido, tan apuesto, (tal vez algo mas joven que yo) con una sonrisa especial cuando se besaron, en ese momento, me hicieron ver que sobraba en este argumento, y me sentí el hombre mas triste del mundo, era como si me cortasen una pierna de golpe, nunca más sabría caminar sin su presencia.
Me dí cuenta que le debía tanto que no dudé en dejarle el piso, hice la maleta y sin saber a donde me fuí dejandole una nota: Marta, no creo que pueda superar este dolor, no quiero amargarte el resto de tu vida, te quiero demasiado para hacerlo, así que mejor lo dejamos y espero que seas feliz aunque no sea conmigo, un beso.
Anduve todo el día vagando por la ciudad, ya que hoy no tenía turno de trabajo, caminaba y caminaba por calles que no sentía, calles que ni siquieran existían para mí, recuerdo que empezó a llover y como no tenía paraguas, acabé empapado metiendome en una confitería, su olor a chocolate me recordó tantas cosas que aproveche que tenía la cara mojada por el agua de lluvia para llorar y así disimular mis lágimas, pero esto no era lo peor, lo peor era las que estaban corriendo por dentro, esas se me clavaban en el pecho haciendo una terrible herida que sangraba y sangraba.
Entonces cogí un taxi y le di la dirección, quería pasar por casa y recoger una gabardina y un paraguas, no pensaba volver hasta que pasase algún tiempo, para de esa forma poder soportar el verla otra vez, así que esperaba que no estuviese en casa y me acerque. Abrí la puerta y sin decir nada llegue al salón, y allí sentada, y con los ojos hinchados estaba Marta con unos papeles en la mano, nos miramos y creo que no hicieron falta palabras, ella se lanzó a mis brazos y yo la abracé con todas mis fuerzas, y entonces sin decir nada, así unidos lloramos los dos, quizas por toda la felicidad que en ese momento cubría todos nuestros poros, y sobre todo nuestro interior.
Entonces cogí el movil, hablé con Ferran y reservé esa comida en el Bulli que no había podido realizar anteriormente, a partir de ahora nunca mi trabajo se interpondria entre mi mujer y yo.
Esa noche abrimos una botella de champán y Marta sacó unos bombones que acababa de comprar para digerir esa noticia que me dió a continuación, que iba a ser padre.
Entonces fue cuando todo se vino abajo realmente, yo no podía tener hijos, una enfermedad de pequeño me había dejado esteril y no le había dicho nada a Marta porque cuando hablamos, ella me dijo que no quería tenerlos, y que en todo caso adoptariamos si lo veíamos conveniente. 
En ese momento me derrumbé.

1 comentario:

Anónimo dijo...

!!!!!Durisimo,que feo...espero que a nadie le suceda de verdad.