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domingo, 23 de febrero de 2014

Madrid

Siguiendo con un periplo por la geografía de España, nos vamos a Madrid, donde tres personajes no madrileños nos emocionan con su arte.



 “Madrid, en cualquier caso, es un sitio curioso. No creo que llegue a gustarle a nadie cuando se va por primera vez. No tiene la catadura que uno espera que va a tener España. No es pintoresco. Es más moderno que pintoresco, no hay trajes regionales, no hay sombreros cordobeses, como no sea en la cabeza de algunos chalados, no hay castañuelas ni esa repugnante farsa de las cuevas de gitanos de Granada, por ejemplo. No hay en la ciudad un solo lugar de color local para los turistas. Y sin embargo, cuando se conoce Madrid, es la ciudad más simpática, y, un mes con otro, la de mejor clima del mundo. Las otras grandes ciudades son todas grandes ciudades típicas de provincias, andaluzas, o catalanas, o vascas o aragonesas o de cualquier otra provincia. Y la esencia, cuando realmente es la esencia, puede estar contenida en una botella de vidrio ordinario, no hacen falta etiquetas fantásticas; no hacen falta en Madrid trajes folklóricos. Cualquier clase de edificio que se construya, incluso aunque se parezca enormemente a los que se construyeron en Buenos Aires, cuando se le ve encuadrado en ese cielo de Madrid se sabe que uno está en Madrid. Y aunque Madrid no tuviera más que su Museo del Prado, valdría la pena ir a pasar allí un mes todas las primaveras si no tiene dinero suficiente para pasarse un mes en una ciudad europea. Pero cuando se puede tener al mismo tiempo el Prado y los toros, con El Escorial a dos horas apenas al Norte y Toledo al Sur, con una buena carretera que os llevará a Ávila y una buena carretera que os llevará a Segovia, y a un paso de Segovia, La Granja, se experimenta una pena muy grande pensando que, al margen del problema de la inmortalidad, será preciso morirse algún día y no volverlo a ver.”

Ernest Heminguay

domingo, 9 de febrero de 2014

Andalucía



Lo bueno de internet es que cada día descubro cosas nuevas, hoy, un vídeo y un poema que erizan el pelo, o tal vez esté yo muy sensible con tanta lluvia.



Soneto de la dulce queja

Tengo miedo a perder la maravilla
de tus ojos de estatua y el acento
que de noche me pone en la mejilla
la solitaria rosa de tu aliento.

Tengo pena de ser en esta orilla
tronco sin ramas; y lo que más siento
es no tener la flor, pulpa o arcilla,
para el gusano de mi sufrimiento.

Si tú eres el tesoro oculto mío,
si eres mi cruz y mi dolor mojado,
si soy el perro de tu señorío,

no me dejes perder lo que he ganado
y decora las aguas de tu río
con hojas de mi otoño enajenado.

García Lorca

sábado, 8 de febrero de 2014

Morir sin odio

Fragmento del discurso de Albert Camús en la entrega del Premio Nobel, año 1957


Indudablemente, cada generación se cree destinada a rehacer el mundo. La mía sabe, sin embargo, que no podría hacerlo, pero su tarea es quizá mayor. Consiste en impedir que el mundo se deshaga. Heredera de una historia corrompida en la que se mezclan revoluciones fracasadas, las técnicas enloquecidas, los dioses muertos y las ideologías extenuadas; en la que poderes mediocres, que pueden destruirlo todo, no saben convencer; en que la inteligencia se humilla hasta ponerse al servicio del odio y de la opresión, esa generación ha debido, en sí misma y a su alrededor, restaurar, partiendo de sus amargas inquietudes, un poco de lo que constituye la dignidad de vivir y de morir. Ante un mundo amenazado de desintegración, en el que nuestros grandes inquisidores arriesgan establecer para siempre el imperio de la muerte, sabe que debería, en una especie de carrera loca contra el tiempo, restaurar entre las naciones una paz que no sea la de la servidumbre, reconciliar de nuevo el trabajo y la cultura y reconstruir con todos los hombres una nueva Arca de la alianza. No es seguro que esta generación pueda al fin cumplir esa labor inmensa, pero lo cierto es que, por doquier en el mundo, tiene ya hecha, y la mantiene, su doble apuesta en favor de la verdad y de la libertad y que, llegado al momento, sabe morir sin odio por ella.  Es esta generación la que debe ser saludada y alentada donde quiera que se halla y, sobre todo, donde se sacrifica.

martes, 4 de febrero de 2014

No te detengas

Mi homenaje anual a Whalt Whitman




No dejes que termine el día sin haber crecido un poco,
sin haber sido feliz, sin haber aumentado tus sueños.
No te dejes vencer por el desaliento.
No permitas que nadie te quite el derecho a expresarte,
que es casi un deber.
No abandones las ansias de hacer de tu vida algo extraordinario.
No dejes de creer que las palabras y las poesías
sí pueden cambiar el mundo.
Pase lo que pase nuestra esencia está intacta.
Somos seres llenos de pasión.
La vida es desierto y oasis.
Nos derriba, nos lastima,
nos enseña,
nos convierte en protagonistas
de nuestra propia historia.
Aunque el viento sople en contra,
la poderosa obra continúa:
Tu puedes aportar una estrofa.
No dejes nunca de soñar,
porque en sueños es libre el hombre.
No caigas en el peor de los errores:
el silencio.
La mayoría vive en un silencio espantoso.
No te resignes.
Huye.
"Emito mis alaridos por los techos de este mundo",
dice el poeta.
Valora la belleza de las cosas simples.
Se puede hacer bella poesía sobre pequeñas cosas,
pero no podemos remar en contra de nosotros mismos.
Eso transforma la vida en un infierno.
Disfruta del pánico que te provoca
tener la vida por delante.
Vívela intensamente,
sin mediocridad.
Piensa que en ti está el futuro
y encara la tarea con orgullo y sin miedo.
Aprende de quienes puedan enseñarte.
Las experiencias de quienes nos precedieron
de nuestros "poetas muertos",
te ayudan a caminar por la vida
La sociedad de hoy somos nosotros:
Los "poetas vivos".
No permitas que la vida te pase a ti sin que la vivas.