Aún me quedan ánimos para luchar

Natanael, me he levantado con un día de color estaño, y resuelto a decidir no sé que futuro. Para eso no hay que afeitarse ni ducharse solo dejarse estar y tal vez pasear por la orilla del mar. Natanael, hoy quería otra cosa para ti, hoy, como tantas veces me he dado cuenta que ya no soy capaz de seguirte, que mis cadenas anulan mis fuerzas y que tengo que abrir las manos y dejar que vueles solo, dejar que el mar te lleve a Itaca o al sur. Ya te he enseñado todo lo podía y como ves no ha sido nada importante, y ahora eres tú él que tiene que seguir navegando.
Lo que pasa es que cuando me doy la vuelta y cierro los ojos, veo que aún me quedan ánimos para luchar. Y si tu quieres, Natanael, yo intentaré seguir, tal vez renqueando, tal vez con falta de aire, pero nunca de ilusión.