Cuando me haya ido, Natanael, solo quedará esa silla vacía y tal vez todo mi cariño en su asiento, habran quedado muchos años de amor y ese mar donde navegamos tantos días, quizas más días de las que hubiese imaginado cuando te conocí.
Cuando me haya ido, Natanael, te daras cuenta que por tu vida pasó un soplo de aire fresco, difrente, y que intentó no dejarte solo, tal vez porque no lo merecías.
Cuando ya no esté, solo te pido que un día te sientes es esta silla y te dejes llevar por los recuerdos y por esas tardes donde un vaso de vino nos hacía tan felices.
Y si el barco ha encallado o sus velas estan rotas, es porque tiene navegado mucho, tanto en aguas turbulentas como en los atardeceres rojos de un mar en calma, y todo, todo habrá merecido la pena. Sobre todo porque navegamos juntos y tus brazos y los mios, ciaban hacia el mismo horizonte.
Y a veces me pregunto, Natanel, porque buscar el equilibrio, si es en los extremos donde más siento? pero no me doy cuenta de que quizas te arrstre y que tu no quieres.
Natanael, cuando me haya ido, sientate en esa silla y sonrie, seguro que estaré feliz.
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