Todo en la vida es sueño, Natanael, y los sueños, sueños son.

La peor forma de extrañar a alguien es estar sentado a su lado y saber que nunca lo podrás tener. Gabriel García Marquez.

A veces me despierto después de un sueño y abro los ojos y solo hay oscuridad y silencio, da igual que el sueño haya sido terrible o maravilloso, pero despiertas con la sensación de haberlo vivido con todo tu ser. Pienso que hay sueños que se viven mucho más, que situaciones en la vida real. Y no es un poco triste?.
Como ves, Natanael, la vida es mas o menos un sueño y el final oscuridad y silencio eternos, y todo lo que no se haya vivido en este tiempo, después será imposible. Por eso, quiero soñar todos los días, y cuanto mas me haga vivir ese sueño, mas contento estaré. Y quiero llegar agotado, que cuando me muera, pueda decir, no pude vivir mas porque me faltaban las fuerzas, no porque deje pasar cada sueño y cada día por estar cómodo, por no sufrir, por ser un cobarde.
En esto andaba, cuando me dí cuenta que hacía tiempo que no escribía sobre lo que siento, e incluso hace tiempo que tampoco hablamos tu y yo de lo que nos mueve, Natanael, y a veces echo de menos aquellas conversaciones duras en las que acababa llorando o me hacías sentir como el hombre mas feliz de la tierra, incluyendo Katmandú. Aún ahora hay veces que me pregunto que es lo que sientes por mi, si te aburre mi conversación o sigues disfrutando con ella, si el que seas mi amigo te enriquece o sientes que estas aguantando mis neuras y que alguien lo tiene que hacer. Enfín, casi mejor no me contestes, no vaya a ser que me quede solo.

Yo sueño que estoy aquí

de estas prisiones cargado,
y soñé que en otro estado
más lisonjero me vi.
¿Qué es la vida?  Un frenesí.
¿Qué es la vida?  Una ilusión,
una sombra, una ficción,
y el mayor bien es pequeño;
que toda la vida es sueño,
y los sueños, sueños son.

¿Qué os admira?  ¿Qué os espanta,

si fue mi maestro un sueño,
y estoy temiendo, en mis ansias,
que he de despertar y hallarme
otra vez en mi cerrada
prisión?  Y cuando no sea,
el soñarlo sólo basta;
pues así llegué a saber
que toda la dicha humana,
en fin, pasa como sueño,
y quiero hoy aprovecharla
el tiempo que me durare,
pidiendo de nuestras faltas
perdón, pues de pechos nobles
es tan propio el perdonarlas. 

Calderon de la Barca