Esta novela me hizo sentir unas buenas sensaciones en una época, ahora solo es un recuerdo. Ni siquiera sé si estoy de acuerdo, que lástima que no quiera pararme a pensar.
La vida de todo hombre es un camino hacia sí mismo,
la tentativa de un camino, la huella de un sendero.
Ningún hombre ha sido nunca por completo él mismo;
pero todos aspiran a llegar a serlo,
oscuramente unos, más claramente otros, cada uno como puede.
Todos llevan consigo, hasta el fin,
viscosidades y cáscaras de huevo de un mundo primordial.
Alguno no llega jamás a ser hombre, y sigue siendo rana, ardilla u hormiga.
Otro es hombre de medio cuerpo arriba, y el resto, pez.
Pero cada uno es un impulso de la Naturaleza hacia el hombre.
Todos tenemos orígenes comunes: las madres;
todos nosotros venimos de la misma sima,
pero cada uno –tentativa e impulso desde lo hondo- tiende a su propio fin.
Podemos comprendernos unos a otros,
pero sólo a sí mismo puede interpretarse cada uno.
—Por lo general, los animales son tristes— continuó—. Y cuando un hombre está muy triste, no porque tenga dolor de muelas o haya perdido dinero, sino porque alguna vez por un momento se da cuenta de cómo es todo, cómo es la vida entera y está justamente triste, entonces se parece un poco a un animal; entonces tiene un aspecto de tristeza, pero es más justo y más hermoso que nunca. Así es, y ese aspecto tenías, lobo estepario, cuando te vi por primera vez.
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