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lunes, 14 de abril de 2014

3.- La Rusca

Vamos pasando días, de momento algo se nota el veneno y un día tengo diarreas, otro me duelen las piernas, sobre todo las articulaciones de las mismas, lo que no me impide mucho salir a pasear por el paseo maritimo. Ayer estaba un día de fábula y con un gran ambientazo por las Esclavas, debido al partido del Depor, por cierto ganó y bien, ya casí está en primera, pues habían mucha gente paseando y los de siempre en la playa en bañador, gente que al mínimo rayo de sol se desnudan y para ellos, ya puede ser abril, agosto, enero o noviembre. Ya me dijó la doctora que los gallegos tenemos problemas con la vitamina D y después de este invierno no me extraña nada, así nos pasa que tenemos que emigrar a sitios mas soleados, pero es que se come tan bien y es tan refrescante el paisaje, que siempre volvemos. 

El sábado tambien estuve dando un paseo con un amigo, la verdad es que se agradece eso de estar con alguien que hace que te olvides del cancer, caminas, te cuenta chistes, chismorreos, discutimos, (ya que tiene la desgracia de ser antimadridista) y enfin, sin darte cuenta han pasado dos horas, después fuimos a tomar un vino, la doctora me dijo que un culin cada día sin problema, y se pasa una mañana muy agradable. Empiezo a valorar mucho este tipo de vida.

Ayer, tampoco estuvo mal, fui con la mujer a comer fuera, a una braseria que hay al lado del estadio de Riazor. Unas verduras a la plancha y una chuleta que no pudimos acabar de comerla, creo que hoy repetimos, pues la mujer se trajó una bolsa. Lo entiendo, estamos en crisis. A la tarde no salimos, aún me dolían algo las piernas, así que estuve viendo televisión hasta el punto de odiarla cada vez más. Cuando se proponen aburrir lo consiguen. Durante algún rato noté ese hormigueo en la punta de los dedos que me dijeron que se podría producir, otro signo más.

A veces recuerdo el libro de José Luis Sampedro, él de La sonrisa estrusca y noto la bicha, a la que llama Rusca, que se agarra a la cintura y quiere morderme, un buen libro sin duda.  

Fragmento:

Aparcan en una estación de servicio. El hijo lleva el coche a repostar y cuando entra
en el bar ya está su padre sorbiendo de una taza humeante.
_Pero ¡padre! ¿No se lo ha prohibido el médico?
_¿Qué más da? ¡Hay que vivir!
 _¡Pues por eso!El viejo calla y sonríe, paladeando su café. Luego empieza a liarse otro cigarrillo.
 
 
Bueno y como estamos en Semana Santa, os dejo un vídeo que me emocionó la primera vez que lo ví.


2 comentarios:

Dyhego dijo...

¡Animo, valiente!
El paso, una verdadera coreografía.
Salu2 y siempre ánimo, Menalcas.

Anónimo dijo...

La verdad que es muy bueno. Siempre se me acuerda la saeta de serrat.