miércoles, 18 de abril de 2012
Otro día de lluvia y de sed
La sal de la mar no pierde su sabor, pero mis labios son ya viejos para sentirla. ¡Ah! ¿Por qué no respiré el aire marino cuando mi alma lo deseaba ávidamente? ¿Qué vino podrá embriagarme ahora?
Natanael, ¡ay!, satisface tu goce cuando le hace sonreír a tu alma y tu deseo de amor cuando tus labios son todavía bellos para ser besados y cuando tu abrazo es alegre.
Pues pensarás y dirás: Los frutos estaban allí; su peso curvaba y cansaba ya a las ramas; mi boca estaba allí y estaba llena de deseos; pero mi boca permaneció cerrada, y mis manos no pudieron tenderse porque estaban unidas para la plegaria; y mi alma y mi carne quedaron desesperadamente sedientas. La hora pasó desesperadamente.
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2 comentarios:
Bonito canto al presente.
Salu2 presentes.
Bonita canción .Acompañado de un texto que entra en la piel , ah cuantas cosas palpitan en los besos anunciados .
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