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miércoles, 17 de marzo de 2010

Camino de Santiago, allá vamos

Etapa 1: de Cebreiro a Triacastela
Se inicia la primera jornada gallega por Liñares para entrar después en Hospital de la Condesa, población que cuenta con una iglesia y hospital para peregrinos de similar estilo y estructura que otras hospederías como el de Santa María la Real, o la del vecino Cebreiro. El sobrenombre de "La Condesa" que acompaña a la denominación del pueblo es un homenaje a la fundadora del hospital, a finales del siglo IX.

El caminante cruza después las aldeas de Padorneio, con su iglesia del siglo XV; Fonfría do Camiño, que conserva el antiguo hospital para peregrinos Santa Catalina y en su iglesia parroquial se guarda un cáliz de plata dorada del siglo XVIII. Continúa la Ruta por su trayecto lucense para entrar en Biduedo, donde se encuentra la iglesia más pequeña del Camino, San Pedro; y As Pasantes, donde el romero puede entrar a orar en una capilla dedicada a la Virgen de los Remedios.

Finalmente, el Camino llega al destino último de su vigésimo quinta etapa, Triacastela. La tradición jacobea narra que los peregrinos cogían aquí una piedra caliza con la que cargaban hasta Castañeda para que fuera transformada en cal y así contribuir en la construcción de la Catedral de Santiago.

En el siglo XIII, Alfonso IX pretendió convertir esta preciosa villa en una gran ciudad, deseo que no se llevó a cabo. Dispuso Triacastela de un hospital y de una cárcel, algo no muy habitual en la Ruta Jacobea. El caminante puede visitar en este municipio la iglesia parroquial de Santiago, con una fachada del siglo XVIII y ábside románico. Guarda en su interior una cruz procesional del siglo XII.



Etapa 2: de Triacastela a Sarria
Esta vigésimo sexta etapa se puede comenzar por Samos, que no se encuentra en la ruta tradicional del Camino Francés, pero resulta imprescindible hacer una visita a la abadía benedictina de San Xulián de Samos, S. VI-XVIII. Este importante monasterio está situado en el valle del río Ouribio rodeado de un entorno natural que lo engrandece y envuelve en el misterio. Impresiona su maravillosa fachada neoclásica.

Destaca también por el tamaño de sus clautros, el de las Nereidas, del siglo XVI, posee una hermosa fuente. La Capilla del Ciprés es una de los elementos más antiguos del cenobio, es del siglo X.
Una vez abandonado Samos, el caminante retoma La ruta y se dirige a Balsa, con su ermita de Nuestra Señora de las Nieves. Después, cruza San Xil, a través de un paisaje pintoresco lleno de castaños y robles. Se alza en este pueblo una iglesia románica que guarda un cáliz del siglo XV.

Continúa el trayecto del Camino por Montán, donde se encuentra una iglesia de nave románica y el peregrino puede beber de su Fuente do Chafarico. Y posteriormente atraviesa el caminante Furela, con una capilla dedicada a San Roque; Pintín; Calvor, posee numerosos restos prehistóricos; Aguiada; San Mamed del Camino; y San Pedro del Camino.

Tras dejar atrás este último pueblo, el camino conduce al romero a Sarria, último enclave de la etapa de hoy. Destaca en esta villa -donde falleció Alfonso IX, en 1230, mientras realizaba el Camino-, su casco antiguo, en la parte alta de la ciudad, de fuerte carácter medieval. El viajero también puede visitar la iglesia de El Salvador, de planta románica y fachada gótica; la ermita de San Lázaro; el Hospital de San Antonio, hoy destinado a Juzgado; y los restos de su antigua fortaleza, del siglo XIV.



Etapa 3: de Sarria a Portomarín
El camino se despide de Sarria y comienza la nueva jornada cruzando primero Viley y Barbadelo después. Es esta segunda población hay que detenerse ante la iglesia de Santiago, declarada Monumento Histórico Nacional. Levantada en el siglo XII es uno de los mejores exponentes del románico gallego. Destaca en el templo su tímpano, el frontis, el lateral norte y su decoración escultórica. El siguiente municipio que aparece ante los ojos del caminante es Rente al que sigue Mercado da Serra, humilde aldea a la que solían acudir los judíos de Portomarín para negociar y proveer a los peregrinos.

Continúa la Ruta por Xisto del Camino; Leimán; Pana; Peruscallo; Cortiñas; Lavandeira; Casal; Brea, que significa camino, lugar de paso para viajeros en general, y peregrinos en particular; Morgade, donde solo hay una casa; Ferreiros; Mirallos, con una interesante iglesia del siglo XII de la que destaca su crucero; Pena; Couto; Rozas; Moimentos; Cotareio; Mercadoiro, donde el peregrino podrá descubrir evidentes vestigios de la antigua calzada; Moutras; Parrocha y Vilachá, pueblo rural de campesinos acomodados donde se conservan las ruinas del Monasterio de Loio, cuna de los Caballeros de la Orden de Santiago. Destaca también en este pueblo la ermita de Santa María de Loio con muros de estilo visigótico.

Finalmente el Camino, tras recorrer numerosas aldeas, llega a una ciudad, una urbe conocida, Potomarín. Esta villa, que ya existía en tiempos de los romanos, fue otro de los enclaves importantes del Camino durante la Edad Media. El antiguo Portomarín yace actualmente bajo las aguas del embalse construido en 1962, aunque antes de inundarlo trasladaron, piedra a piedra, entre otros monumentos; la iglesia-fortaleza de los Caballeros de San Juan de Jerusalén, que tuvieron a su cargo el viejo hospital que no tuvo tanta suerte como la iglesia y que, al igual que los viejos puentes medieval y romano, duerme bajo las aguas del Miño. Se puede visitar en este municipio además de los monumentos mencionados, la iglesia de San Nicolás del siglo XIII; la portada de la iglesia de San Pedro, de 1182; la Casa del Conde, S. XVI, y el Palacio de Berbetoros, S. XVII.

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