Amanecí
cubierto de escarcha, dormir al relente no había sido buena idea, dentro del
albergue hacía un calor horroroso y más por culpa del saco, así que decidí
dormir fuera sobre la
hierba. Me limpié el rostro como pude y después me incorporé,
estaba solo. La etapa anterior había sido dura, muy dura, hubo que subir
grandes repechos y a mi edad se hacen como enormes montañas.
Lo
mejor, un amigo de Londres que hice allá por el kilómetro 7 de la salida. Tendría unos
diez años menos que yo y algo de barba, decía en su idioma que iba encantado
con el camino, y que hacía muchos años que su padre le había prometido hacerlo
con él, pero que por unas cosas y otras que no venían a cuento, siempre se fue
postergando.
Su
padre lo había realizado solo, hacía más de veinte años, y en invierno y le
contaba que ver Cebreiro nevado era uno de los pasajes más bonitos que se
pueden ver. Después Samos y su Monasterio y Portomarín o Palas de Rei y Arzúa y
como no, el pulpo de Melide hasta ver las torres de la Catedral desde el Monte
del Gozo, todo era como su padre le había contado y lo estaba disfrutando tanto
como lo había hecho cuando se lo contaba, allá en su villa natal en los
alrededores de Londres.
Seguimos
caminando y a diez kilómetros de Palas nos paramos a tomar un bocadillo que
llevábamos en las mochilas, él lo había llenado de bacon y salchichas, yo de
chorizo y tortilla, entonces sacó una botella de vino que había comprado y
entre los dos hicimos una última parte no muy derecha, pero bastante divertida
entre su habla tipo moranco y mi gallego de Murcia.
Llegamos
al albergue algo cansados, pagamos los 5 euros y fuimos hasta nuestras literas,
abrí la mochila para coger ropa limpia y algo de jabón, estaba ansioso por una
ducha, mi amigo inglés hizo lo mismo, solo que de pronto saco una caja de metal
y la puso debajo de la
almohada. Me miró y viendo la cara de interrogación que ponía
se limito a decir:
-Son
las cenizas de mi padre que falleció el mes pasado.
No
quise preguntar nada pero una lágrima resbaló por mi cara.
1 comentario:
Ese señor le dió la vuelta a la leyenda de San Andrés de Teixido...
Salu2 y ánimo, Menalcas, valiente.
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