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martes, 28 de abril de 2015

Hoy me siento normal en Itaca

 

Piensa que soy como un pajarillo,
un gorrión, una golondrina, no importa;
pero cuando me tengas entre tus manos:
si aprietas mucho me asfixiaras
y si no lo haces me escaparé.

Estas cosas escribía yo hace años y aún sigue vigente, y eso que tengo lo que tengo encima, o lo que es lo mismo que no estoy para correr y escapar. Amaneció un día radiante, sol y buena temperatura, dan ganas de salir a caminar al paseo marítimo, tal vez lo haga si no me lleva mucho tiempo hacer esta entrada.

Son dificiles las relaciones hombre - mujer o mejor dicho esposo y esposa. Me imagino que a ellas como a nosotros siempre les quedará las ganas de hacer locuras sin sus respectivos, sin embargo, ellas se adaptan de maravilla a su nueva vida y a nosotros nos cuesta un poco más, bastante más en mi caso. No sé porqué siempre hay momentos a lo largo de la vida de casado que te apetece escaparte y llevar, durante un tiempo, una vida bohemia o mochilera, a mi, hasta con esta edad echo de menos un viaje con un poco de aventura, sin tener reserva de hotel o restaurante y organizadas las excursiones. Me gustaría ir solo o con algún amigo, de esos con los que no es necesario hablar continuamente, y mi camino iría hacia el sur, tal vez porque hace falta menos ropa.

Cuando emprendas tu viaje a Itaca
pide que el camino sea largo,
lleno de aventuras, lleno de experiencias.
No temas a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al colérico Poseidón,
seres tales jamás hallarás en tu camino,
si tu pensar es elevado, si selecta
es la emoción que toca tu espíritu y tu cuerpo.
Ni a los lestrigones ni a los cíclopes
ni al salvaje Poseidón encontrarás,
si no los llevas dentro de tu alma,
si no los yergue tu alma ante ti.


Las mujeres, a veces, también les gustaría, pero lo tienen mucho mas claro que nosotros, ellas siempre ven el peligro. Tal vez lo haya, ellas tienen un cierto sentido para esto, son realistas y las que te ponen los pies en el suelo. A mi me gustaría más izarme un poco y medio volar, aunque de vez en cuando te caigas.

Pide que el camino sea largo.
Que muchas sean las mañanas de verano
en que llegues -¡con qué placer y alegría!-
a puertos nunca vistos antes.
Detente en los emporios de Fenicia
y hazte con hermosas mercancías,
nácar y coral, ámbar y ébano
y toda suerte de perfumes sensuales,
cuantos más abundantes perfumes sensuales puedas.
Ve a muchas ciudades egipcias
a aprender, a aprender de sus sabios. 


Si, eso, a aprender de los sabios, y recorrer desiertos y playas y beber el zumo de la uva y comer los frutos del verano. Me gusta la sandía y las frutas de hueso. Y que sea verano, me gusta el sudor y la sombra de un pino y el agua que te moja el cuerpo desnudo.

Ten siempre a Itaca en tu mente.
Llegar allí es tu destino.
Mas no apresures nunca el viaje.
Mejor que dure muchos años
y atracar, viejo ya, en la isla,
enriquecido de cuanto ganaste en el camino
sin aguantar a que Itaca te enriquezca.

Itaca te brindó tan hermoso viaje.
Sin ella no habrías emprendido el camino.
Pero no tiene ya nada que darte.

Aunque la halles pobre, Itaca no te ha engañado.
Así, sabio como te has vuelto, con tanta experiencia,
entenderás ya qué significan las Itacas.-  Kavafis


Siempre me impactó este poema, siento pena no haber ido a Itaca, pero lo mismo mañana agarro la mochila y empiezo el viaje, de momento voy hasta el bar de la esquina, porque todo se debe empezar con un buen vino, estais invitados.




3 comentarios:

Dyhego dijo...

Siempre es bueno hacer una aventura.
Salu2, Menalcas.
Todo bien ¿verdad?
Salu2 itaquenses.

Aldo dijo...

Buenos días Menalcas, te saluda un compañero de profesión que compartió contigo algunas charlas interesantes a medio camino entre el Agora y la casa del Agua. Mucho ánimo para sobrellevar con esa elegancia y aplomo una adversidad de las que nos ponen a prueba y donde realmente se ve de qué pasta estamos hechos, en estas situaciones duras es donde le damos a la vida la perspectiva adecuada. Muchísimo ánimo para seguir estoicamente la batalla.

Aldo

Anónimo dijo...

Que lejos quedan esas tardes de verano camino a Itaca, ta vez fue un sueño.